26 octubre 2006










ANIMAL PLANET
Nota: Este es un reportaje regalón que escribí para Paula sobre historias de los animales del zoológico. Acá dos: la del chimpancé Toto y la jirafa Almendra. Pronto, las demás.

Por PepaValenzuela

Toto tres
Los chimpancés Yuri y Toto viven juntos, pero no revueltos. Son pareja, pero netamente espiritual. Llegaron en 1982 desde un zoológico de Holanda: Yuri con tres años y medio y Toto de tres. Desde entonces conviven en la misma jaula, pero son un amor que se mantiene unido por compañía, pero no por instinto. Porque Toto jamás le ha puesto una garra encima a Yuri. Nunca en estos 24 años, a pesar de que se ha hecho de todo para que Toto se ponga las pilas. En 1990 Víctor Riveros, uno de los veterinarios del zoológico, le dio un tratamiento al mono para incentivar el cruce con la hembra. Eran unas pastillas con testosterona y vitamina A que convertirían a Toto en un chimpancé muy libidinoso y potente. Pero Toto permaneció inmutable. Las pastillas no le hicieron ni cosquillas. No así la pelota de fútbol que le regalaron en 1992. Por esa época, un sacerdote amante de los animales visitaba frecuentemente el zoológico y les llevaba algún engañito de maní y frutas a sus habitantes. Fue ese curita, cuyo nombre nadie recuerda, quien un día le regaló a Toto una pelota de fútbol de cuero. Fue amor a primera vista. Toto reventó jugando a su nueva amiga y le hizo un hoyo. A los diez años y con un balón, Toto tuvo su primera vez. Varios meses vivió y durmió abrazado a su redonda amante. Hasta que en un descuido, Raúl Galindo, quien cuida a los chimpancés desde que llegaron, se la sacó de la jaula. Demasiada gente se había quejado en la administración del zoológico por las obscenidades que el mono hacía con el balón.
Como no había caso con Toto, ese mismo año los directores del zoológico trajeron un chimpancé desde Portugal, para que Yuri se hiciera hembra de una vez por todas. Pero Eusebio era un espécimen malas pulgas que, cuando entró a la jaula de la pareja, dejó la grande: mordió en los brazos a Toto y luego, quiso ir directo al grano con Yuri, pero a la fuerza. Fiel a su compañero, Yuri gritó y pegó aletazos. Raúl Galindo los separó, pero después de ese episodio de violencia primate, Eusebio quedó separado de la pareja hasta que en 1997 se fue a un zoológico de Zambia. Por supuesto, Toto siguió tan indiferente a Yuri como siempre. Teorías hay varias. “Es medio raro”, dice Galindo. “No le gusta la mona nomás”, explica Jaime Gracia, otro cuidador que lleva más de cuarenta años en el zoológico. “Quizás son hermanos sanguíneos”, especula el veterinario Mauricio Fabry. Alto. ¿Hermanos? “Como llegaron juntos, puede ser. Podríamos hacerles un ADN, pero ahora no estamos interesados en tener crías”, explica. El doctor Riveros tampoco descarta esa opción, pero su principal explicación es otra: “Los dos chimpancés se criaron en cautiverio. Cuando no crecen con la manada, pierden hábitos de reproducción porque los adquieren por imitación al resto”, dice. ¿Y la pelota? “Es que la pelota tenía movimientos copulatorios, como si estuviera con la hembra”, afirma el doctor Riveros. Lo cierto es que en la jaula de los chimpancés no hay mucha acción que digamos. Y aunque Yuri aún es una chimpancé virgen que ya no está en edad de merecer, es obstinada. Y acaricia a Toto, lo desparasita y le da besos. Cuando entra en celo, se pone en posiciones eróticas delante de su chimpancé indiferente. Pero él sigue sin pescarla. A estas alturas, bien difícil que lo haga.

Una jirafa deprimida
Hasta hace un par de meses, la jirafa Almendra seguía triste. Casi no dormía de tanto pasearse de un lado a otro en su casa de madera extrañando a Estrellita, la hija que en agosto del 2005 se fue un zoológico peruano. Almendra no se dio cuenta cuando sacaron a su cría de un año y dos meses para llevársela para siempre. Y estuvo tres meses desesperada. Siguiendo al cuidador Raúl Galindo cada vez que pasaba por el otro lado de la reja, como pidiéndole explicaciones. Apilando la paja por los rincones de su pesebrera con sus ansiosas caminatas nocturnas, mientras la jirafa Josefina y su hija Janita dormían plácidamente recostadas en la habitación contigua. Como si estuviera en su hábitat natural, atenta a los depredadores, Almendra pasaba la noche de pie. Angustiada, nostálgica y sin anestesia. El doctor Víctor Riveros explica que no se pudo paliar su dolor con medicamentos. A pesar de las evidencias de la preocupación de Almendra, no existen estudios que demuestren que los animales salvajes pueden sufrir de estrés. “No hay estudios psicológicos al respecto, pero sí nos hemos fijado que en animales sometidos a tensión, cuando son sacados de su ambiente, por ejemplo, dejan de comer, se aislan o se ponen más agresivos. En algunas especies domésticas hay depresión: por ejemplo, los loros, como son monógamos, cuando se les muere la hembra, se sacan las plumas y se automutilan. En esos casos usamos prozac”, explica el doctor.
La pena de Almendra sólo fue una marca más en la historia trágica de las jirafas del zoológico. Almendra, Josefina y Nachito, el padre de Estrellita, llegaron el 96´ precisamente a llenar el vacío que dejaron las cuatro jirafas anteriores que murieron en un incendio el 24 de junio de 1995. Esa noche de sábado, se cortó la luz en el cerro San Cristóbal. El personal puso transformadores externos para obtener energía. Pero la solución parche provocó un recalentamiento de cables que a las 22: 50 hizo cortocircuito en las casas de las jirafas, que duermen bajo techo. Los cuatro cuerpos chamuscados demostraron que una de las hembras había muerto protegiendo a su cría. El luto duró un año en el zoo. Hasta que llegaron las tres jirafas nuevas que viajaron 23 días en barco desde Sudáfrica y luego en un avión Hércules de la Fach desde Uruguay. Nachito cruzó a las dos hembras y fue padre de varias crías, entre ellas Janita y Estrellita. Pero el 25 de junio de 2004, por culpa de una infección gastrointestinal, Nachito falleció dejando dos viudas. Otra marca en el registro negro de estos mamíferos de cuello largo.
Por lo menos ahora Almendra está más tranquila. Desde noviembre del año pasado empezó a hacer buenas migas con Josefina y Janita, y recuperó el sueño. Al parecer, su depre está superada. Sólo falta que llegue el macho estadounidense que vendrá intentar dejar las penas de las jirafas solas en el olvido.




13 octubre 2006

FOTOS REVELADAS
Ellos y yo a solas, durante más de una hora, conversando. Finalmente les he robado un pedacito del alma a: Valentín Trujillo, Tomás Cox, Eva Gómez, Karen Paola, Fernando Goitía, Fernando Peña, Nicolás Copano, Fabrizio Copano, Jorge Castro de la Barra, Rocío Marengo, Guillermo Machuca, Marcelo Mellado, Virginia Reginato, Noelia Arias (dígale Licenciada), Fernando Lasalvia, Andrés Rillón, Paulina Nin, Vivi Kreuztberger, Nicole, Antonio Vodanovic, Cristián de la Fuente, Francisco Vidal, Pablo Zamora, Kurt Carrera, Pamela Díaz, Pamela Jiles, Patricia Maldonado, Raquel Argandoña, Roberto Dueñas, Francisco Melo, Francisca Imboden, Ana María Gazmuri, Nelly Meruane, Coco Legrand, Gracia Barros, Liliana Ross, Clara Budnik, Delfina Guzmán, Jaime Celedón, Rafael Gumucio, Antonella Ríos, Carola Varleta, Felipe Bianchi, Claudia Aldana, Carola Sotomayor, Eduardo Cruz Johnson, Leo Caprile, Javiera Contador, Rafael Araneda, María José Prieto, Pablo Simonetti, Sergio Bitar, Rony Dance, Felipe Avello.
Para tener 25, no está nada mal.